Sumergidos en una etapa en la cual la oligarquía tuvo el poder de decisión desde un principio, nuestra identidad fue elaborada con la mirada puesta hacia Europa, mientras que los pobladores originales eran eliminados y discriminados por sus condiciones. Por otro lado, acentuando esta heterogeneidad, encontramos millones de inmigrantes que vinieron a formar parte de este país en plena construcción, aportando su mano de obra, sus esperanzas para salir adelante y sus ideologías, las cuales serían base para un cambio en la sociedad.
“Gobernar es poblar” este pensamiento sostenía Juan B. Alberdi, en sentido de que la Argentina se encontraba “desierto” de gente capaz, con conocimientos y formación alguna. Para él era fundamental traer europeos anglosajones para garantizar un desarrollo y progreso de la Nación. Al igual que Sarmiento sostenía que la “barbarie y los salvajes” debían ser eliminados y ambos tenían una concepción del indígena que poco se relacionaba con lo que ellos consideraban ser persona. La identidad para la elite no refiere a los orígenes propios del continente. Éstos provocaban un sentimiento de rechazo y negación de las raíces autóctonas. Sin ir más lejos, la Campaña del Desierto puso en juego los intereses económicos sobre la vida de miles de nativos y sus muertes se justificaron porque como dijo Roca: “sacando el hormiguero es como se acaba con las hormigas.”
La elite mostraba una gran admiración por la cultura europea a la cual trató de imitar e imporner en nuestro territorio. Un ejemplo claro que refleja esta devoción son las magníficas construcciones realizadas por sus gobiernos: el Parque de los Patricios, el Palacio Paz, la nueva rambla de Mar del Plata, el teatro Coliseo, la escuela Industrial de la Nación , el Congreso Nacional, el Palacio Errázuriz, el Jardín Japonés entre tantos otros.
Al mismo tiempo los oligarcas buscaron fomentar la inmigración de muchos modos (subsidiaban pasajes, brindaban partes de terrenos, aseguraban trabajos, otorgaban hospedaje), para que los nuevos pobladores formaran parte de aquella sociedad que era deseada y que mejoraría el nivel étnico y la mentalidad de los criollos. Trataron de buscar una metamorfosis en la identidad del ciudadano argentino, un argentino trabajador, laborioso, que entendiese de máquinas, que no tuviese una vocación indisciplinada, libre y dilapiladora del paisano.
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